Las tradicionales wallunk’as son columpios gigantes que se arman cada domingo durante el mes de noviembre, luego de la fiesta de Todos Santos. Mujeres jóvenes —y solteras— se suben al mecedor y dos varones tiran de las cuerdas para impulsar a la moza, que, al ritmo de la música, debe esforzarse para sacar canastas premiadas que están colgadas adelante y atrás del columpio.
Este ritual, característico del valle cochabambino, está asociado con una época fértil que permitirá una relación estable, feliz y próspera, establecida bajo la protección de los ancestros, señaló el tradicionalista Juan Clavijo Román.
El columpio es el escenario en el que las nuevas relaciones de jóvenes se inician en estas festividades. La wallunk’a está acompañada de cantos típicos vallunos que no se encuentra en otros lugares, afirmó.
La antropóloga Celine Gefray, en su libro “El erotismo de la wallunk’a. Historia de un diálogo con los muertos y de un coqueteo con los muertos”, señala que el columpio “se mofa de la muerte. Reír, beber, bailar y balancear (…), todas estas alegrías propias de la vida y cargadas de sensualidad”.
Las wallunk’as están acompañadas de coplas con versos exsasílabas (6 sílabas), y después de cada una de ellas van dos estribillos tradicionales.
“Lamentablemente, en los últimos años estamos confundiendo y pretendiendo acomodar los versos de carnavales y llegamos al contrapunto a manera de encuentro, llegando hasta las provocaciones y que a veces son versos que están fuera de la expresión poética”, indicó Clavijo.
“Debemos ser creativos, darle originalidad y expresar exactamente la fiesta de Todos Santos, dedicadas a ese tiempo, recordando a los difuntos, a los seres queridos que se fueron y no llegar al insulto procaz, sexo y humillaciones a la mujer”, apuntó.
La antropóloga Esther Balboa explicó que la festividad de Todos Santos y las wallunk’as están ligadas porque son parte del mismo proceso de la ritualidad ancestral mestiza vinculada con la temporada agrícola y mezclada con ritos católicos.
“Una vez que termina Todos Santos, comienza la fiesta de las wallunk’as. Es la fiesta de los jóvenes, donde se enamoran, columpian. Ella canta. Vemos la fusión de la muerte, con el Día de Difuntos, y la vida, con las wallunk’as”, afirmó.
Los columpios celebran la vida y cierran la festividad de Todos Santos, en la que se celebra la muerte.
Las wallunk’as están acompañadas por baile, coplas, comida típica, chicha kulli y amarilla, además de mucha diversión.
Las wallunk’as proliferan en todo el valle cochabambino durante el mes de noviembre, sobre todo los domingos, aunque hay columpios hasta el mes de febrero.
La novedad para este año son las “coplas salto del tigre” que interpretan diversos grupos.
Clavijo señaló que las wallunk’as tienen también un gran impacto económico en la región, porque se organizan grandes fiestas con abundante comida y bebida, a las que asisten cientos de personas.
Las coplas, explicó Clavijo, se cantan entre hombre y mujer, intercambiando frases coquetas como: “Aquí en Todos Santos, ¡ay, palomitay! mal me has pagado, por vos viditay”.
Premios en efectivo y en productos
Las mujeres que participan de la wallunk’a pueden ganar premios en efectivo o en productos. Clavijo explicó que, una vez con el premio, la joven es recibida con flores y mixturas y le brindan una tutuma de chicha, abrazos y felicitaciones. De rato en rato, los “aysadores” o jaladores tienen que fortalecerse con “tutumazos” para elevar a las cholitas lo más alto posible. “Los columpios sirven de escenario para el coqueteo de jóvenes, pero también revelan una relación de seducción entre vivos y muertos”, escribió.