El denominado “puente caído”, ahora puente de la Independencia, volvió a operar ayer 6 de marzo después de ocho años de olvido y de juicios por el colapso de su plataforma a tan sólo 10 meses de su inauguración en octubre de 2015 como resultado de un fallo de la justicia restaurativa para que la empresa Álvarez y el supervisor Nelson Vega repongan la estructura.
La restauración comenzó en agosto y culminó tras pruebas rigurosas de carga.
El alcalde Manfred Reyes Villa habilitó el paso al tráfico vehicular y remarcó que el costo de la restauración estuvo a cargo totalmente de la empresa y el supervisor. “Nosotros hemos venido a verificar el funcionamiento, porque, lamentablemente, este puente caído ha estado cerrado ocho años. Yo no podía permitir que se quede así, y hemos viabilizado que se acojan a la justicia restaurativa”, dijo.
El secretario de Infraestructura de la Alcaldía, Gustavo Navia, remarcó que se hizo un seguimiento para evitar inconvenientes.
La empresa Álvarez informó que la plataforma está reforzada con 18 pendolones y un sistema digital para medir la carga. El gerente de la empresa, Víctor Hugo Álvarez, explicó que en cada pendolón existe un sistema digital que, mediante un aparato, revelará el peso que soporta con cada vehículo que circule.
“Cada pendolón tiene una duración de 50 años, pero vamos a realizar seguimientos cada tres meses. Puede aguantar todos los vehículos dentro de la norma”, detalló.
El puente se hizo en la gestión del exalcalde Edwin Castellanos, del MAS, y tuvo un costo de 11,5 millones bolivianos. Diez meses después de su entrega, colapsó por una falla en los pendolones. Luego, se iniciaron los procesos contra exautoridades y la empresa que terminaron en la absolución de los procesados.