Los ataques de Israel contra la Franja de Gaza causan cada día la muerte de 420 niños palestinos, que están pagando el más alto coste humano de la guerra en este enclave, con 3.747 menores asesinados hasta el momento, además de 940 desaparecidos, dijo hoy UNICEF, la agencia de Naciones Unidas dedicada a la protección infantil.
“Gaza se ha convertido en un cementerio para miles de niños y en un infierno para todos los demás”, sostuvo el portavoz de UNICEF, James Elder.
“Nuestros temores más grandes sobre el número de niños asesinados, que pasó de docenas a cientos y finalmente a miles, se hicieron realidad en tan sólo quince días. Las cifras son escalofriantes y aumentan significativamente cada día”, lamentó en una conferencia de prensa en Ginebra.
El portavoz dijo que más allá de las bombas, el acceso al agua y el trauma psicológico se han convertido en amenazas muy graves para los niños, con el primer problema que les pone en un riesgo más inmediato de morir por deshidratación, en particular en el caso de los lactantes.
En estos días, la capacidad de producción de agua en Gaza es de tan solo el 5 por ciento de su producción diaria antes de la guerra entre Israel y el grupo islamista Hamás.
Elder relató que los trabajadores humanitarios que siguen trabajando en Gaza, incluyendo los empleados de UNICEF, también sufren las secuelas que está dejando la intensa violencia que se vive en el territorio palestino.
“Una de mis colegas, Nesma, que vive y trabaja en Gaza, tiene dos hijos, Talia, de 4 años, y Zain, de 7 años. Ella me dijo ayer que le rompía el corazón ver a los niños a su alrededor esforzarse por conseguir un vaso de agua limpia y no poder encontrarla. Zain sigue pidiendo agua normal, es decir, agua potable, no agua salada, que es la única opción ahora mismo, pero que le está enfermando a él y a otros muchos niños”, explicó.
Cuando la guerra se encuentra en su cuarta semana, UNICEF también advirtió del enorme problema ahora y a futuro del trauma que están sufriendo los niños y que ha sido un problema crónico en el territorio palestino tras décadas de conflicto con Israel.
Antes de la actual escalada, más de 800.000 menores en Gaza, es decir las tres cuartas partes de la población infantil, necesitaban apoyo psicosocial y de salud mental.
Los hijos de Nesma, la trabajadora de UNICEF, también están sufriendo de esto, en particular la más pequeña, que muestra graves síntomas de estrés y miedo.
“Ahora se autolesiona, se arranca el pelo y se araña los muslos hasta que sangran. Y, sin embargo, su madre no puede darse el lujo de pensar en la salud mental de sus hijos porque lo más importante para ella en estos momentos es mantenerlos vivos”, contó el portavoz.