Un menor de 13 años permanece en estado crítico desde hace nueve días, luego de sufrir la ruptura de una vena cerebral tras participar en un reto viral conocido como el “Knockout Challenge”, que se ha popularizado en redes sociales como TikTok.
El adolescente fue sometido a dos cirugías y recientemente tuvo que ser trasladado a otro centro asistencial por falta de recursos, luego de que no pudiera ser admitido ni en el Hospital de Niños ni en el Hospital Japonés debido a la falta de espacio.
“Yo no sabía nada hasta el domingo. Un amiguito suyo vino a la clínica y me contó que le habían hecho un juego, creo que se llama ‘vivir o morir’. Le habían cortado el oxígeno al cerebro en repetidas ocasiones”, relató el padre del menor, visiblemente afectado. Según explicó, esta práctica se venía realizando entre varios niños del barrio, incluso menores de ocho años.
La familia atraviesa momentos extremadamente difíciles y ha iniciado una campaña para solicitar apoyo económico que les permita cubrir los costos del tratamiento. Cualquier ayuda puede canalizarse al número 760 91 809.
El peligroso reto, que consiste en presionar las arterias del cuello para provocar un desmayo momentáneo, puede provocar consecuencias irreversibles en el cerebro. El médico general Eduardo Quintela advirtió: “Al comprimir las arterias carótidas, se corta el flujo de oxígeno al cerebro, y eso puede causar desde desmayos hasta muerte cerebral. Menos de cinco minutos ya implica un riesgo muy alto de daño irreversible”.
La psicóloga Laida Menacho complementó el análisis, señalando que “el cerebro del adolescente aún no ha madurado en su totalidad, especialmente la parte encargada de tomar decisiones. Por eso son más vulnerables a seguir retos sin medir consecuencias”.
Ambos especialistas instan a padres, colegios y autoridades a actuar de forma coordinada. “La comunicación entre padres e hijos es clave. Pero también necesitamos acciones institucionales: charlas, talleres, espacios de contención y alerta”, recalcó Menacho.El padre del menor ha pedido a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia que actúe de oficio para investigar si hay algún adulto incitando o promoviendo este tipo de “juegos” entre niños.