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Las reinas que gobiernan las cocinas de la Llajta con “cucharón de hierro”

Cochabamba es cuna de reinas de la cocina que hicieron de esta tierra su palacio gastronómico.

Esta fértil región, enclavada en el corazón de Bolivia, es gobernada por estas magnánimas reinas, que usan su talento culinario para deleitar a sus antojadizos súbditos. 

Ellas han convertido a Cochabamba en un auténtico reino, pues hay mandamientos casi constitucionales para los ciudadanos qhochalas—“vivirás para comer”, el la más importante—. E incluso instituyeron un orden a los menús de la semana. Los lunes son para el escabeche, el enrollado y la «pócima» levanta muertos: los «kardan calditos». Los martes se puede elegir entre ranga y ch’anka de pollo. Para los miércoles se reservan el ají de patas y el caldo de riñón. Los jueves de fideos uchu y el picante mixto. Con los viernes, llega el pique macho y las planchitas. Mientras que los sábados tienen al lomo borracho y el lambreado de conejo. Los domingos traen al chicharrón y al pamp’aku.

Pero, ¿quiénes son las responsables de tan acertadas gestiones? 

De la larga estirpe de distinguidas damas que dirigieron nuestros apetitos, seis se distinguen en este homenaje especial.

Ellas son las reinas que dieron origen a los nombres de platos bandera de Cochabamba y Bolivia: Ana Camacho Torrico, fundadora de Trancapechos Anita, es la cariñosa mujer a la que sus clientes solían decirle que sus descomunales sándwiches eran como “trancar el pecho”; y Mamá Vicenta, la querida punateña que pícaramente presentó una carne apanada como conejo lambreado, y al ser descubierta, dejó nacer el nombre del famoso “falso”.

Están las “reinas del norte”, doña Susana Ledezma y doña Flora Castellón, quienes desde los confines de la avenida Simón López, mandan con “cucharón de hierro”, unidas por una historia común: entraron a la cocina por la necesidad de sustentar a sus familias, y crearon tradiciones de renombre nacional.

Y están también aquellas con tradición de servir la comida en “ch’illamis”: doña Felicidad Díaz, la visionaria de los fideos uchu, y María Roxana Márquez, fundadora de Chillamicito, ahora famoso por el restaurante que bien podría pasar por el paraíso de los piques.

Porque el paraíso de la comida es Cochabamba. Así lo reconocen también desde el reino mayor.

El 28 de diciembre de 2011, el entonces presidente Evo Morales sancionó la Ley Nº 217, que declara al departamento como “Capital Gastronómica de Bolivia”, “por la diversidad culinaria propia de sus regiones, provincias y municipios”.

Esta norma dispone la implementación de políticas públicas que difundan y promocionen su arte culinario y, también, preserven la producción agropecuaria tradicional.

Como buenos súbditos de este reino del sabor, hoy OPINIÓN rinde homenaje a estas reinas de la gastronomía que le dan sabor a todos los días y mantienen picante la llajwa.

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