Alertaron que inhaladores de clefa y gente ajena a las comunidades aledañas al Parque Tunari asedia esa reserva y podría estar detrás de ciertos incendios.
El miércoles por la noche, está reserva volvió a arder y se consumieron al menos ocho hectáreas.
De acuerdo al reporte del jefe de la Unidad de Gestión de Riesgos (UGR) de Cochabamba, Denis Rosales, el siniestro comenzó cerca de las 19:40.
“Mediante el monitoreo que vienen realizando las cámaras térmicas con las que cuenta la UGR (…), se pudo detectar un foco de calor en el Parque Nacional Tunari, en la zona de Tirani”, describió.
Con la alerta, se desplazó a personal de la Brigada de Atención de Emergencias, quienes se unieron a los guardaparques del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) para afrontar las labores de contención y enfriamiento, que se extendieron por casi seis horas.
Sobre los instrumentos utilizados, indicó que “debido a la topografía del lugar, es inaccesible para los carros cisterna”, por lo que las tareas debieron asumirse exclusivamente por los funcionarios, cargando “equipos de protección personal, batefuegos y mochilas de agua”.
Sin números oficiales, Rosales calcula una afectación aproximada de ocho hectáreas, que devastaron pajonales y arbustos nativos pequeños.
PELIGRO
Con los técnicos del Sernap aún cuantificando la afectación en el parque, su director en Cochabamba, Luder Jiménez, indicó, de manera preliminar, que debido a las características del terreno en el que se originó este último incendio —en cañadones— se descarta que se trate de chaqueos descontrolados.
El sector, explicó, es de muy difícil acceso, adonde «uno no puede imaginarse que venga un comunario», por lo que se puede afirmar que los últimos siniestros en el Parque Tunari han sido provocados.
Respecto a los autores, Jiménez admite que es muy difícil dar con ellos, considerando que una vez iniciado el foco del calor, los mismos abandonan el área; y una vez que el personal se hace presente, su prioridad es apagar el fuego.
Pese a ello, existen pistas que apuntan hacia inhaladores de clefa, que fueron avistados recorriendo el parque ya desde el año pasado, en el sector de la Casa Blanca.
“Presumimos que van recorriendo toda el área protegida”, observó, añadiendo que su presencia puede explicarse a qué fueron expulsados de la Coronilla, “ahora están viniendo por estos lados”.
Jiménez también reveló que aunque hicieron denuncias, después de su retiro, los indigentes, seguramente habiendo cumplido su arresto de ocho horas, regresaron al parque; quedando abierta la probabilidad de que ellos sean autores de algunos siniestros.
Ante el comportamiento de estos sucesos, Rosales aseguró que junto al Sernap y la Gobernación, se coordinan acciones para monitorear el área de forma constante.
Este necesariamente pasa por tener el personal suficiente. Por parte del Sernap, se cuenta con 10 funcionarios: un Jefe de Protección, ocho guardaparques y el Director, quienes, pese a los esfuerzos, no se dan abasto.
POCOS IMPUTADOS
Jiménez recordó que, en su conocimiento, desde el 2022, solo se iniciaron dos procesos contra autores de incendios en el Parque Tunari.
Uno de ellos, producto del siniestro a la altura de Potrero, dio con una pareja que, tras iniciar el fuego, pidió ayuda a los comunarios, dado que este se había salido de control; estos los retuvieron y entregaron a las autoridades. Se presume que ya están en la cárcel.
El otro caso está relacionado a numerosas quemas provocadas a la altura de Vinto, por una persona con una discapacidad mental, quien, asegurando ser dueño del Parque Tunari, se creía con derecho de chaquearlo.