El jucumari, también conocido como oso andino, enfrenta varios desafíos para su conservación. La deforestación, el cambio climático y la caza, por represalia cuando ataca ganado o cultivos, son las principales amenazas para esta especie, catalogada como vulnerable tanto a nivel nacional como en Sudamérica.
El último caso reportado por captura, tenencia, transporte y liberación ilegal de un osezno se notificó hace casi un mes. Un transportista fue denunciado tras viralizarse videos en su cuenta de Tik Tok en los que se ve al pequeño jucumari correr libremente por un cerro y posteriormente se encuentra al interior del camión del conductor. Ante la presión de los usuarios, el mismo fue liberado. La Policía Forestal y de Preservación del Medio Ambiente (Pofoma) presentó una denuncia ante la Fiscalía.
A nivel nacional, según diferentes estudios, se estima que la población de osos jucumaris es de aproximadamente 3 mil individuos.
Con el objetivo de proteger a esta especie, el Ministerio de Medio Ambiente elaboró el Plan de Acción para la Conservación del Oso Andino 2020-2025. El documento señala que el oso está categorizado como “vulnerable” (VU) en el Libro Rojo de los
Vertebrados de Bolivia. Asimismo, fue catalogado como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El responsable departamental de Monitoreo y Control de Tráfico de Vida Silvestre, Michel León, informó que desde la Gobernación se asumen diferentes acciones en el marco del plan nacional, principalmente aquellas enfocadas en la coexistencia armoniosa en las comunidades monitoreadas donde se observó su presencia.
“Hay diferentes reportes por el conflicto humano-fauna y los cazan”, observó. Recordó que existen leyes que protegen a estos animales, como la 1333. La Secretaría de Medio Ambiente habilitó el número 70384361 para denunciar.
Programa trabaja con alternativas
El Programa Jukumari, de la Fundación Gaia Pacha, promueve, desde 2021, en Tiquipaya, la coexistencia entre los habitantes locales y el oso andino a través de iniciativas de conservación y desarrollo sostenible.
Las comunidades participan en programas de monitoreo de fauna y capacitación, como la producción de tejidos. El fin es preservar la biodiversidad y mejorar la calidad de vida, mitigando conflictos entre la expansión urbana y el hábitat natural del jucumari.