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El cine Astor sobrevive a la modernidad y alista la apertura de una nueva sala

Ni el tiempo ni la modernidad  frenaron al Cine Teatro Astor, ubicado en la calle Sucre, casi 25 de Mayo, en pleno centro de la ciudad. El propietario, Alfredo Zambrana, relató que las funciones continuarán y se tiene previsto la apertura de una nueva sala en la parte alta.

De momento, el nuevo espacio está en construcción y aún no se tiene fecha de apertura. Zambrana dijo que, hasta su estreno, el cine potenciará su espacio principal para funciones de largometrajes y otros espectáculos artísticos. 

Sobreviviente

El Astor es un cine histórico en Bolivia, figura como uno de los pocos que aún sobrevive y le hace competencia a los multicines del departamento. Varios cines de estas características, que funcionaron en décadas pasadas, cerraron sus puertas, ahora son garajes, espacios para iglesias o se están deteriorando. 

Sin embargo, el Astor mantiene su fachada y es el único con platea, mezanine y galería.  Pasear en el interior es un viaje al pasado que responde a la pregunta, ¿cómo eran los cines de antes? Cuenta con decenas de butacas, un escenario y sobre él está la pantalla en donde se proyectan las películas. En la planta baja, a un costado del ingreso, hay una pequeña habitación en donde yace un enorme proyector que se usó hace varios años y el sistema de sonido.

Zambrana dijo que el sonido y la oferta de cuatro películas por una entrada son los anzuelos para atraer a los espectadores, especialmente a las familias. Al día van 50 personas aproximadamente y el precio de la entrada varía por temporadas, días de la semana y eventos. La calidad del sonido es una de las principales características del Astor. 

Zambrana explicó que la infraestructura fue hecha exclusivamente para cine, detalles que no cuentan otras salas modernas del departamento. 

El cine funciona hace más de 50 años, pero Zambrana es propietario alrededor de 35. En este lugar no sólo se ofrecen largometrajes, sino también es escenario para espectáculos de humor,  un espacio de sensibilización empleado por la  Defensoría de la Niñez y los Servicios de Legales Integrales Municipales (SLIM) e incluso una temporada fue utilizada por una  iglesia.

“No quería dejar el cine, sigue vivo por la pasión que tengo. Otros lo ven como lucro, pero para nosotros siempre fue más que eso. Nací en el cine, mi papá tenía cadenas, mi pasión viene desde pequeño”, contó.

Salas

Antes de los multicines, hace dos décadas, hubo alrededor de 205 cines en el país, pero en los últimos años varios no lograron sobrevivir a la modernidad, cerraron o destinaron su infraestructura para otros servicios, según Zambrana, quien también fue presidente de la Cámara de Empresarios Cinematográficos de La Paz.

Indicó  que uno de los primeros cines en Cochabamba fue el Achá, luego apareció el Ópera y Roxy. Los últimos que abrieron fueron el Cochabamba, el Abaroa y  Víctor. Agregó que el cine no sólo estaba en el centro de la ciudad, sino también hubo salas de exhibición en cada provincia y los ambulantes. “Había filas, era muy demandante, ahora es diferente. La mayoría de los cines se convirtieron en iglesias. Yo tuve la oportunidad, muy buenas ofertas, pero no lo dejé porque me gusta, es mi pasión”, confesó. 

La inauguración del primer multicine en Cochabamba marcó un antes y un después. Apareció el Cine Norte, el IC Norte, luego el Cine Center, Prime Cinema y el Sky Box. Las características del servicio cambiaron, hay más salas, un abanico de largometrajes. Frente a esta modernidad, el Astor apunta a sobrevivir más años, puntualizó. 

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