“La evacuación continúa. ¡Bajo el fuego! La artillería rusa continúa disparando, sin que importe nada. ¡Salvajes!”, dijo Zelenski, que volvió a calificar de “acto terrorista” ruso la destrucción de la central hidroeléctrica en el río Dniéper, que ha causado graves inundaciones.
Rusia, cuyo territorio bajo su control resultó más afectado por las inundaciones, respondió ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya al acusar a Kiev de volar la presa con “ataques de artillería”.
Mientras, la guerra sigue su curso. Moscú aseguró por segunda vez esta semana haber repelido dos ofensivas enemigas en varios sectores del frente.
Contraofensiva
Mientras ambos bandos se lamen las heridas, medios estadounidense, que citan fuentes cercanas a Zelenski, hablan del comienzo de la largamente esperada contraofensiva ucraniana.
Según las fuentes, esas operaciones tienen lugar en el sureste del país con la participación de unidades especiales de asalto equipadas con armamento occidental.
El objetivo principal sería llegar a la frontera administrativa de la anexionada península de Crimea, pero antes habrá que liberar las ciudades de Melitópol y Energodar, que da acceso a la central nuclear de Zaporiyia, bajo control ruso desde hace más de un año.
El Ejército ucraniano sólo reconoció públicamente haber logrado avanzar más de un kilómetro en la zona de Bajmut, bastión controlado por las tropas rusas.
Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, informó ayer que el ejército ucraniano intentó en vano romper las líneas defensivas rusas en cuatro sectores del frente en Zaporiyia con una brigada motorizada de 1.500 personas y 150 vehículos blindados.
“Es el comienzo de la contraofensiva, que, sin duda, va a continuar”, comentó Yevgueni Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, en Telegram.
Según la Inteligencia británica, en la mayoría de sectores del frente el ejército ucraniano cuenta con la iniciativa, a lo que hay que sumar el fracaso de las unidades de asalto chechenas para tomar la ciudad de Márinka, en las afueras de la ciudad de Donetsk.
A esto también contribuye el hecho de que el agua liberada por la presa inundó las posiciones defensivas rusas en la margen izquierda del Dniéper, lo que obligó a sus soldados a retirarse hasta 15 kilómetros, según Kiev.
A su vez, según el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), también fueron arrasadas fortificaciones y campos de minas instalados por los rusos para impedir el contraataque ucraniano.